31. Las Redes Sociales y la Política Boliviana: Cinco Enfoques

Por Stefan Terrazas Villegas
Estudiante de Filosofía


No hay nada más antidemocrático que un pueblo idiota
                                                                        J.P. Feinmann

Tras la derrota del Movimiento al Socialismo (MAS) en el referendo, El presidente Evo Morales ha identificado a las redes sociales como la principal causa de su derrota. Es importante —dice— debatir sobre ellas, sobre la mala información que difunden y la confrontación e inestabilidad política que producen. ¿Es esto cierto? Recientemente  la organización Jóvenes por una Bolivia Mejor (JBM) invitó a algunas figuras influyentes de la sociedad boliviana para comentar este tema.

Sobre esta base, en este artículo se analizan las opiniones de Carlos Valverde, Víctor Hugo Cárdenas, Las Naciones Unidas y pensadores importantes, tanto nacionales como internacionales, sobre el rol que cumplen las redes sociales en la política. Al final del artículo estas ideas serán valoradas, sea positiva o negativamente.

VENTAJAS

Víctor Hugo Cárdenas tuvo una brillante participación en el evento organizado por JBM. Según el ex-vicepresidente, el valor de las redes sociales radica en limitar el poder del soberano, es decir, del Presidente. Porque en una democracia nadie está por encima de la Constitución, ni siquiera el primer mandatario. Las redes sociales, pues, han contribuido a informar a los ciudadanos sobre los recientes quebrantamientos de las leyes.

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Víctor Hugo Cárdenas dando un discurso en el Auditorium

En este sentido, las redes promovieron un impulso activo en la población para que ésta haga respetar sus derechos y la Constitución.  Prueba de ello son los ciudadanos paceños, de clases altas y bajas, de la zona sur y del alto, que se han encontrado para proteger su voto en la avenida Costanera durante el referendo. Allí no habían ciudadanos de diferentes clases, sino bolivianos. Por lo tanto, la influencia de las redes sociales ha sido muy positiva para resguardar los principios de la democracia.

Otro discurso importante de este evento fue el del periodista Carlos Valverde.  Para el delator del caso Camce, es importante analizar dos tipos de acciones: enterarse y saber. El rol de las redes sociales es el primero: informar, comunicar, para que el ciudadano esté enterado de lo que ocurre en su propia nación, de que “no todo lo que ocurre aquí [en el país] es real”. La comunicación, además, genera empatía a nivel global, como el caso de la primavera árabe. El saber, en cambio, no es objeto de las redes sociales, eso se hace en el colegio, en la universidad.

Sin embargo —dice— a pesar de la información que brindan las redes sociales éstas no ganan elecciones, esto se logra mediante la praxis, o sea, mediante la acción política. Mientras Cárdenas encuentra un nexo entre las redes sociales y la acción, Valverde no es tan optimista sobre ello. Por lo tanto, para el periodista cruceño el valor de las redes sociales está en informar sobre las problemáticas tanto nacionales como internacionales.

Por último, es menester apuntar la postura de Las Naciones Unidas. En un estudio realizado por la Unesco en 2014, se señala que la censura a internet (y por ende a las redes sociales) está aumentando a nivel global. Ejemplos de ello son Cuba, China, Venezuela, entre otros. El informe también sostiene que debido a la censura los periodistas y otros productores de contenido informativo están amenazados. Adicionalmente, La directora de la Unesco agrega que “la libertad de expresión es esencial para la dignidad, el diálogo, la democracia y el desarrollo sostenible”. En suma: la ONU está en contra de la censura a internet en lo relativo a la información periodística y libre opinión. Esto no implica una censura total, pues no hay que olvidar que ésta existe para la difusión del terrorismo, drogas, etcétera (aunque esto depende mucho del país, por ejemplo, en Cuba se censura todo tipo de pornografía).

DESVENTAJAS

La primera crítica a las redes sociales la hace el fallecido escritor Umberto Eco. Según el italiano, éstas funcionan como micrófono para una legión de idiotas. Ya que personas que antes tenían conversaciones en el bar sin dañar a la comunidad ahora tienen el mismo derecho de hablar que un premio Nobel: “es la invasión de los idiotas”. En otra ocasión dice que “se ha promocionado al tonto del pueblo como portador de la verdad”. Es decir: gente sin muchos conocimientos, con escasa educación y cultura, tienen la posibilidad de ser escuchados. Por otra parte, hay páginas webs que inventan historias absurdas y los internautas se las toman en serio. Además Youtube tiene la desventaja de que acostumbran a los jóvenes a cosas rápidas, sin poder seguir a las lentas, como muchas grandes obras cinematográficas.

Sobre Twitter, sin embargo, ensalza uno de sus lados positivos: probablemente Auschwitz no habría sido posible, porque que la noticia se hubiera hecho viral.

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Umberto Eco fue uno de los pensadores más influyentes de nuestra época

En un sentido similar, pero totalmente original, está el filósofo argentino José Pablo Feinmann. En la Filosofía política del poder mediático, critica encarecidamente a la televisión e internet. Tras la revolución comunicacional del anterior siglo, han surgido movimientos idiotizantes. Uno de ellos es, por ejemplo, el show de Marcelo Tinelli. Este show anticultural, antipensante, tiene la pretensión de establecer una culocracia, es decir, “está hecho para el espectador mira-culos. Es la apoteosis del culo-idiotizante. De esta forma, es un programa ideológico-político”.

Ahora bien, la crítica a la televisión de Feinmann se extiende al  internet y por tanto a las redes sociales. Sucede pues que en éstas hay un alto contenido de ideología, de una idiotizadora, de la sexualidad como algo primordial, además de lo cómico como lo fundamental y el ocio improductivo como ley. “El internet es el opio del pueblo” —afirma—. Todo esto es dañino para una democracia, que «necesita de ciudadanos lúcidos, pensantes, que sepan valorar la cultura y no sean manipulados por idioteces». Por esta razón, el filósofo no concordaría con Rafael Loayza, quien en su discurso en el evento organizado por JBM afirmó que las redes sociales promueven a la reflexividad del individuo.

Por último está el sociólogo Zygmunt Bauman. Las redes sociales son una trampa. Ya que éstas promueven un activismo de sofá —con lo cual estaría parcialmente de acuerdo con Valverde—, además de contar con un entretenimiento barato. Por otra parte promueven la soledad, pues eliges quién es o no tu amigo sin la necesidad de conocerlo personalmente, en consecuencia, no se desarrollan las habilidades sociales; por ello promueven en demasía el individualismo. Por todo eso, “las redes son muy útiles, dan servicios muy placenteros, pero son una trampa”. Hay que recordar que la revolución francesa, las luchas por la independencia, se hicieron sin redes sociales.

CRÍTICAS Y CONCLUSIONES

En Bolivia Facebook y Twitter, en particular, han contribuido de manera innegable a difundir  algunos casos de corrupción (caso juez anticorrupción, Zapata), abusos policiales, gubernamentales, etc. En una nación donde, en palabras del propio oficialismo, la justicia está podrida, las redes sociales han jugado un rol políticamente esencial, pues contribuyeron a que las leyes se ejerzan sobre los sectores donde los medios o bien no tienen cobertura o bien son avasallados por el poder gubernamental. Prueba de esto es la denuncia de Valverde, la cual probablemente hubiera tenido poco o nulo impacto sin Facebook. Por esta razón en un país donde una relativa minoría lee el periódico Facebook ha sido un instrumento muy eficaz de divulgación.

Por lo dicho antes concuerdo con Valverde: las redes sociales son un medio eficaz de comunicación. Sin embargo, no lo hago en el hecho de que las redes informan y saber es un tema aparte. ¿Acaso al interpretar una noticia no influyen los conocimientos y vivencias del lector? Dependiendo de su grado de educación, filosofía, etc., cada individuo sacará diferentes conclusiones de lo que ha leído. Por esto, no se puede separar el informarse del saber.

Ahora bien, la eficacia de las redes sociales como medio de comunicación es un arma de doble filo. Como dice mi profesor, HCF Mansilla, la sociedad boliviana es amante del ocio y se muestra reacia a la lectura y al cultivo de la razón en general. La gente que tiene acceso a las redes, entonces, no se nutre de opiniones bien fundamentadas que usualmente están en la sección de opinión del periódico —que casi nadie lee—, sino de estados en Facebook. Estos eventualmente son falaces, es decir, convencen a través de los sentimientos e instintos y no mediante la razón. Personalmente, en la época del referendo, donde todos eran amantes de la política, me encontré no con pocos, sino con una inmensidad de argumentos falaces.

¿Será entonces que las redes sociales son un bien universal, a largo plazo y en toda circunstancia? Como todas las cosas, su valor depende de la situación y cada caso particular. Dicho esto: ¿serán realmente las redes buenas nuestra sociedad en un largo plazo? Esto sí que lo dudo. Y añado las críticas de Feinmann a la reflexión de Víctor Hugo Cárdenas: una democracia también necesita ciudadanos que deliberen racionalmente y pareciese que con internet ocurre lo contrario: muchos ya no leen libros, sino resúmenes y artículos de blogs (varios de ellos pésimos); con Facebook no se leen las ideas de grandes hombres, sino frases de mercado, de lo guaso y anticultural.

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José Pablo Feinmann es el conductor del famoso programa Filosofía Aquí y Ahora

Además, como también apuntan Bauman y Eco, he visto una infinidad de noticias falsas de sitios web ordinarios; por ejemplo: leí uno que decía que Evo Morales afirmó que había que exterminar a los caballos, pues eran un símbolo de colonización. ¡Y lo peor es que la gente se lo creía! Después lanzaban conjeturas justicieras muy apasionadas aun a veces mezcladas con tintes rascistas: “qué le pasa a este indio ignorante”. Samuel Doria Medina es un ejemplo magistral sobre cómo reproducir notas falsas. De esta manera  el oficialismo no está del todo equivocado al sostener que hubo guerra sucia en las redes sociales: he visto un montón de estas pseudo noticias en tiempos del referendo. Es algo que simplemente no se puede ignorar.

En síntesis, es verdad que las redes sociales juegan un rol eficaz para la divulgación de noticias, material periodístico, ideas opositoras al gobierno, etc. En esto concuerdo con la ONU, Valverde y Cárdenas. Pero no hay que ignorar que esta herramienta puede ser como un arma de fuego en manos de un infante. Facebook, en especial, y a veces Youtube, son atroces para moldear las mentes de los jóvenes y a las futuras generaciones. Como apunta Feinmann, una democracia salubre necesita individuos que sepan apreciar la buena cultura. Para remediar esto debería desarrollarse un tipo de conciencia sobre cómo usar internet y las redes correctamente. Dudo que algún colegio oriente a los niños y adolescentes sobre ello. ¡Después no nos sorprendamos si acá también surge una culocracia idiotizante! ¡No nos sorprendamos si seguimos siendo una democracia de cartón!

Por último, la influencia de las redes en la política es un tema que va mucho más allá del referendo  y el tráfico de influencias. El debate en Bolivia aún no se ha enfocado sobre temas específicos, como el rol que juega cada red: Facebook, Twitter, Youtube, Instagram, Snapchat. Ni tampoco sobre la relación entre internet, educación (la cual es parte fundamental de la política) y sociedad. A más especificidad, más rico el debate.   Sobre los límites de la censura al internet tampoco se dijo mucho, en esto otros países latinoamericanos nos llevan ventaja. Muchos temas aún están pendientes…

5 respuestas a «31. Las Redes Sociales y la Política Boliviana: Cinco Enfoques»

  1. El artículo de Terrazas, lamentablemente, cae por su visión dicotómica de la realidad (positivo-negativo; ventajas-desventajas), ello implica una reducción y un simplificación de la realidad, siendo ésta, como muy bien sabemos, cada vez más compleja y difícil de comprender. El autor al partir de esta visión dicotómica plantea examinar un hecho por demás complejo como el de las redes sociales y la política boliviana; tomando como fenómeno, para relacionar ambos puntos, el referéndum del 21F en Bolivia.

    Además de realizar este análisis dicotómico de la realidad, en el cual él se posiciona como juez distinguiendo lo bueno de lo malo y procurando tomar como regla de medición lo falaz y lo verdadero; se puede notar, también, una actitud positivista para los periódicos, los libros y la razón, sin ponerlos en la menor duda posible. Lo cual implica una idealización de la realidad a partir de la utilización de la lógica, tomando a ésta como único instrumento eficiente y absoluto, y no como una herramienta más para acercarse a la realidad. Ésto último conduciría, a su vez y como diría Wittgenstein, a un acercamiento errado; ya que la lógica funciona completamente autónoma de la realidad.

    Por tanto este artículo quiere servir como provocación para discutir ciertas ideas que me parecieron, más o menos, erradas por parte del autor. Quiero comenzar con las preguntas que se presentaron mientras leía el artículo: ¿Qué entiende Terrazas por “buena cultura” en una época globalizada, donde se relativiza lo bueno de lo malo? ¿Acaso el usuario de internet no realiza una selección en cuanto lo que quiere leer, ver y escuchar? Entonces, si planteamos que el individuo es autónomo e independiente de tomar libremente sus elecciones, nos preguntamos: ¿Quién puede dedicarse, en su ocio productivo, a leer a hombres pequeños y no así a los hombres grandes? ¿Será que, Terrazas presenta instrumentalmente una actitud democrática, racional y liberal; pero, es en realidad conservadora y autoritaria?

    Comencemos la provocación

    Difiero con el autor en el sentido explícito de pensar que una sociedad tenga o elija a sus gobernantes bajo principios netamente racionales; para ejemplos varios, pero para ser precisos sólo pensemos en la elección de Hitler en Alemania. En este punto Terrazas confunde sutilmente la racionalidad-lógica con la racionalidad-política. En la racionalidad-lógica lo que se plantea es un utopísmo de la sociedad y del individuo, haciendo una disminución absoluta de sus pasiones ante sus razones; pues la lógica se preocupa por lo racional y no así por lo emocional. Llegando como posible conclusión a que el individuo reflexiona sesudamente para elegir a su gobernante – cosa de la cual dudo de sobremanera. Mientras tanto, la racionalidad-política es el acto de saber convencer y saber utilizar todos los mecanismos de la retórica y la oratoria, ya sean estas discursivos-textuales como visuales. Es así que la sociedad no necesita, como cree Terrazas, desarrollar conciencia para la utilización de las redes sociales, pues ése no es el problema en relación con lo político; en cambio, lo que necesito el individuo es tener conciencia en sí y para sí, sobre todo en lo que está a su alrededor y no sobre una herramienta específica; ello le posibilitará ser más crítico y autocritico.

    Sobre las referencias a Pablo Feinmann

    Me extraña de sobremanera que Terrazas nombre a José Pablo Feinmann (filósofo argentino) como un referente para comprender el fenómeno de idiotizar a la masa y más aún para comprender la política boliviana. Tenemos que recordar, antes que nada, que Feinmann en los años sesenta militó ferozmente en las filas de la juventud peronista y que, además dedicó muchos libros no sólo a Perón; sino a Evita y al Che Guevara. Por otro lado, sabemos muy bien que en la época de Perón, se utilizaron sistemáticamente los medios masivos de comunicación (radio, televisión, cine y prensa escrita) para hacer de Evita un referente para las masas, llevándolo incluso al extremo, es decir: divinizándola (cf. Juan José Sebreli, el olimpo vacío, 2013). Feinmann cae, ciegamente, además, presuponiendo que lo que realiza por televisión y radio – siendo estos los dos medios de mayor afluencia al público –, no sea un acto ideologizante y politizante hacia las masas de espectadores. Hecho que tampoco se cuestiona Terrazas. Feinmann, en su accionar político, pasó muy fácilmente de las filas del peronismo al kirchnerismo, ambas posturas populistas, autoritarias y totalitarias; por tanto incide en una contradicción performativa.

    Y, es en este caso particular que, Terrazas, sólo toma el concepto de “culocracia”, acuñado éste por Feinmann, lo cual creo que se debe –pudiéndome equivocar fácilmente –, al hecho de presentarse como un concepto simpático y acorde al modo de llegar a las masas que no piensan –hecho que el crítica y, por tanto, cae él también en contradicción –; con la intención de convencer en su discurso, recurre a los mismos procedimientos que acusa; sin embargo, no ve el trasfondo problemático y complejo que es el sentido idiologizante del término.

    Ya Aristóteles planteaba el término de oclocracia, donde la muchedumbre – no siempre pensante – toma las riendas de la política y, aplicándose a este caso en específico, también podríamos decir, que los medios de comunicación masivos hacen lo propio. Por tanto, lo que dice Feinmann y Terrazas no es muy novedoso; sino, es, únicamente para provocar a las masas.

    Conclusiones preliminares

    Creo que Terrazas hace un análisis, más o menos, meticuloso, pero errado dentro de la relación entre la política boliviana y las redes sociales. Primero: el título no tiene ninguna relación con el contenido. Segundo: no hace una especificación entre LO político (en referencia al poder) y LA política (en referencia al hacer). Por tanto, desconoce que el hacer político de la sociedad boliviana es la viveza criolla y no la razón, cosa que no mención y pasa de largo. Además, que una ley, está en funcionamiento directo con el que asume el poder, por tanto se asume la máxima siguiente: todo para mis amigos y la ley para mis enemigos.

    Terrazas cierra su argumentación planteando que en otros países latinoamericanos llevan la delantera respecto a la censura hacia el Internet; sin embargo, no dice por qué debería censurarse tal cosa o, en todo caso, qué cosa debería censurarse. Lo cual, también, manifiesta una actitud autoritaria, totalitaria y conservadora, ya que presupone que la regulación hacia el individuo es la solución y no así el problema. Por último: lo más peculiar es que no presenta una alternativa, como por ejemplo, modificar el sistema educativo bajo la consigna de hombres libres pensantes y críticos en vez de la consigna parcializada de crear conciencias específicas para un determinado objeto.

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  2. Es crucial debatir el tema de las redes sociales y cómo influyen en nuestro pensar político, que el gobierno haya abierto el debate es algo muy bueno y creo que deberíamos seguir debatiéndolo en todos los ámbitos académicos.
    Sin embargo estoy de acuerdo con Valverde en que informarse y saber no son lo mismo, hay una diferencia cualitativa esencial, por lo que informarse no implica saber, al menos de la manera que yo entiendo «saber», es decir como un conocimiento que tiene como base la reflexión y la crítica. Un ejemplo, casi todo el mundo esta informado del caso CAMCE, sin embargo son pocos los que se dan cuenta o «saben» cuál es el verdadero problema de fondo en este destape o la magnitud de sus alcances, para la gran mayoría solo es una novela de la que se espera con ansias el próximo capítulo. Sacar conclusiones tampoco implica necesariamente «saber» desde mi punto de vista. Y lo que tumba un gobierno es la praxis política, con base en el saber, no necesariamente las redes sociales. Yo creo que si algo ha torcido el referendum último a favor del No, es el destape de la información, la investigación y los datos verídicos de un hecho de corrupción, los que se han informado a través de las redes sociales del hecho han sido los intrumentos de la efectivización de esta praxis política que, nos guste o no, se la debemos a Valverde (en este caso).
    Respecto a la pregunta que te haces «¿Será entonces que las redes sociales son un bien universal, a largo plazo y en toda circunstancia?» concuerdo plenamete contigo que dependerá de las circunstancias, pero no hay que olvidar que éstas son un instrumento y el operador es el que decide la importancia que tendrán en determinado momento y en determinada situación, es por eso que, en manos de idiotas, como dice Eco, pueden ser extremadamente peligrosas, pero en manos de alguien capaz, pueden ser instrumento de revolución.
    P.S. Gracias por tu artículo, me encantó analizarlo y pensarlo =)

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  3. Excelente equilibrio a ma hora de definir sofisma de autocritica pero le aconsejo.mejorar su ortografia ..ejemplo..camce? Etc….le.recuerdo ademas que bajo el.principio psicologico del «hombre nuevo» el punto de vista no.debe ser aplacador .por ende sus menciones a Feinmann no son nada eticos aunque sean morales….empero le.recomiento «Socratizar» el analisis y la.praxis

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    1. Estimado Marcelo:

      La Real Academia Española establece que las siglas de uso común, las que se leen como escriben y tienen más 4 letras proceden como nombre propio (http://bit.ly/1RNAXfu). Le invito a que pase por el diario Los Tiempos para fijarse que hacen lo mismo. Por lo tanto si no está de acuerdo con ello puede mandar su carta de queja a la RAE.

      En segundo lugar desconozco tal principio psicológico. Le agradecería que me diga quién lo formula. Y aunque existiese, ello no implica que lo acepte.

      Por último, ¿cómo puede algo no ser ético pero sí ser moral? La ética es la ciencia filosófica que estudia la moral; la moral estudia el contenido de las acciones. Por lo tanto algo no puede ser moral pero sí ético, conceptualmente es imposible.

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