34. Alto Madidi

Autor: Jóven Sin Ideal N°55


A comienzos de los setentas, durante el gobierno de Torres, el ex diputado por Trinidad y La Paz, Germán Vargas Martínez, fue tomado como preso político y posteriormente confinado, junto a otros siete dirigentes, a Alto Madidi.

En el pasado ese lugar servía de sede de un destacamento militar que no duró mucho, pues los pobres soldados fueron diezmados a por la espundia, picadura de un insecto que al infectarse produce una especie de gangrena, corroyendo la carne y al mismo tiempo el hueso.

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No obstante, para cuando llegó  Martínez, la zona se había convertido en un campo de concentración política en medio de un territorio inhóspito, donde el hombre todavía no había podido dominar a la naturaleza.

Para su suerte, el ex-diputado no sufrió el mismo destino que los individuos del antiguo destacamento militar. Logró sobrevivir al confinamiento y plasmó  la experiencia en su libro Alto Madidi (1973) en donde resalta, entre otras cosas, la diversidad del lugar y el poder de la naturaleza:

Cuando nos dirigimos al rió con la intención de bañarnos, nuestro custodio nos advirtió: aquí hay palometas o pirañas, peces pequeños que con su doble hilera de dientes filísimos, dan cuenta en pocos minutos de hombre o animales que se introducen en el agua con cualquier herida que derrame sangre, dejándoles el blanquecino esqueleto como un recuerdo para charlar” (:27)

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Actualmente el territorio de Alto Madidi ya no es tierra de nadie, o al menos formalmente, pues desde 1995 se encuentra bajo tutela del Estado debido a que forma parte del Parque Nacional y Área de Manejo Integrado Madidi.

Gracias a su posición geográfica, que otorgar al área un amplio rango altitudinal (desde los 200 a los 6000 msnm), el PNAMI Madidi posee una gran biodiversidad. En su territorio podemos encontrar desde nevados y glaciares hasta valles amazónicos y ríos e incluso cañones y lagunas. Esta diversidad de regiones trae consigo también una diversidad en cuanto a flora y fauna se refiere, pues los animales y plantas que se encuentran en las pampas y cerros son totalmente distintos a los que habitan en la amazonia.

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En su vista al Madidi en el 2000, Steven Kemper, enviado de la National Geographic, descubrió a un grupo de leñadores asentados dentro de la Reserva Nacional. Intento entablar conversación con ellos; sin embargo, como era de esperarse, la mayoría huyó al ver que un extraño se les acercaba.

Resulta que el grupo, conformado por unos 25 hombres, había estado cortando árboles durante cuatro meses y tenían planeado quedarse uno más para luego dirigirse a Rurenabaque y vender la mercancía. Calculaban que cada uno iba a tener una ganancia de 50.000 dólares por la caoba adquirida. Si bien la tala era ilegal dentro de la reserva, el guardaparque había sido sobornado.

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No era la primera vez que se talaban árboles con consentimiento. Los pobladores de Asuriamas, unas 30 familias situadas al este de las tierras bajas del Madidi, también habían sido sobornadas por leñadores. La comunidad acepto que la tala se lleve a cabo a cambio de 1.100 dólares por cada 55,000 pies de madera. Los lugareños no resistieron la oferta pues su situación económica era precaria y no tenían otras opciones para generar dinero.

La alternativa llegó con el desarrollo del turismo comunitario. Se contempló la idea de obtener beneficios económicos por medio de un turismo ecológico y sustentable. Caso conocido es de la comunidad San José de Uchupiamonas y su albergue ecológico Chalalan. El éxito de la incitativa fue tal que actualmente los turistas deben hacer la reserva incluso con años de anticipación.

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Obviamente el proyecto fue posible gracias a grandes esfuerzos. Al principio la gente del lugar necesitaba capacitación en todo: tenían que aprender a hablar inglés, cómo tratar con extranjeros y otras habilidades que no son consideradas necesarias cuando se vive por más de 300 años en las profundidades de la Amazonia boliviana.

Los proyectos turísticos comunitarios se desarrollaron y en la actualidad podemos ver numerosas agencias por las calles de Rurenabaque las cuales ofrecen tours con guías nativos y aseguran que todas las ganancias se destinan a las comunidades nativas. ¿Sera cierto? 

Sea cual se la respuesta el hecho es que actualmente la conservación del Parque Nacional y Area de Manejo Integrado Madidi enfrenta muchos problemas por lo que es necesario que tanto comunidades como sociedad civil  buscar alternativas.

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Fotos: Identidad Madidi

 

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